Los dirigibles alemanes diseñados por Graf Zeppelin, fueron una de las primeras aeronaves en prestar servicio de catering aéreo a sus pasajeros
![]() |
Xavier Maier en la cocina del Hindenburg |
Fueron los alemanes los que dieron inicio al sistema de transporte aéreo comercial hacia el año 1911, gracias a las operaciones de la compañía de dirigibles DELAG, un proyecto que trató de ser imitado en otros países de Europa, como Inglaterra, sin éxito, ya que los ingenieros ingleses desconocían los secretos técnicos que Graf Zeppelinempleaba en la fabricación de sus enormes unidades, diseñadas para atravesar el cielo.

El Graf Zeppelin y el Hindenburg, las dos naves insignias concebidas por el ingeniero alemán, eran unos verdaderos hoteles aéreos, aeronaves que en 60 horas de vuelo, aproximadamente, emprendían una ruta intercontinental que partía de suelo germano hacia destinos como Estados Unidos o Brasil.

Aunque la aviación civil ya había andado un importante trecho en Norteamérica y Europa, los aviones concebidos para el traslado de pasajeros no podían igualar el lujo y el confort de los dirigibles de Graf Zeppelin, aún y cuando Lufthansaya había alcanzado el millón de pasajeros hacia el año 1926 y se preparaba para cubrir una ruta de vuelos con destino al Atlántico Sur.

Indiscutiblemente el servicio de catering aéreo, hoy en día indispensable para vuelos trasatlánticos de largas horas de duración, se inició en las enormes aeronaves alemanas. En el último vuelo del Hindenburg, el jefe de cocina era Xavier Maier, su equipo de cocineros estaba integrado por otras cuatro personas, que tenían el privilegio de trabajar en un área enorme y muy bien equipada.

Allí, en esas instalaciones, se preparaba la cena para los pasajeros del LZ 129, que en esa oportunidad viajaba desde Alemania hasta Estados Unidos con 97 personas a bordo, incluida la tripulación. Maier y su equipo dispusieron una comida muy especial para 36 comensales, que incluía ensalada, lenguado con salsa de hongos y papas y un postre, que consistía en helado de pistacho acompañado por un culí de frutos del bosque.
La sobremesa estuvo acompañada del concierto de piano que ofreció Maria Kleeman, mientras los distinguidos pasajeros bebían café o tomaban una copa de licor. Nadie era capaz de imaginar que la noche del 6 de mayo del año 1937, 36 personas morirían al precipitarse a tierra el Hindenburg, cubierto en llamas, justo al llegar al mástil de anclaje en Lakehurst, Estados Unidos. Sesenta y un personas quedaron con vida, entre ellas el chef Maier y Heinrich Kubis, el jefe de mesoneros del distinguido comedor del dirigible alemán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario