Con el impulso de la aviación comercial luego de la Segunda Guerra Mundial a causa del auge del turismo, las aerolíneas tuvieron que prestar cada vez más atención al catering aéreo
y a los productos alimenticios que le eran proporcionados a los
pasajeros durante los vuelos, en especial aquellos de larga duración.

El surgimiento de aerolíneas poco conocidas, pero económicas, así como el incremento en el costo del combustible, hizo que algunas empresas comenzaran a replantearse algunos aspectos, entre ellos el tema del catering. Se estima que sólo la British Airways es capaz de producir cerca de 80.000 comidas cada día y que el costo promedio del menú en la clase económica está sobre los veinte dólares, un monto que el pasajero cancela con el boleto.

Por su parte, las aerolíneas económicas han comenzado a introducir una modalidad distinta en su sistema de catering aéreo,
en la que el usuario de clase económica debe cancelar durante el vuelo
los alimentos que consuma en el avión. Esta dinámica se ha ido
extendiendo en la industria, y ha mermado considerablemente las opciones gastronómicas para la sesión de bajo costo.

El pasajero de segunda clase no sólo ve cómo paulatinamente se reduce la porción, sino que además las opciones son muy pocas y esta situación suscita quejas por parte de los usuarios constantemente. En donde la crisis no parece verse reflejada es en la clase superior o VIP, donde los pasajeros tienen acceso a numerosas comodidades.
Algunos pasajeros no reparan en pagar tres y cuatro veces el costo de un pasaje económico para tener el privilegio de viajar en VIP, donde los asientos son considerablemente más cómodos, la atención es mejor, se ofrece a los usuarios una flamante tecnología y el menú viene respaldado, la mayoría de las veces, por la firma de chef internacionales.

En los vuelos de larga duración, a los pasajeros de primera clase se les ofrece la posibilidad de escoger entre varios platos, en especial cuando las aerolíneas son de Asia o Europa. En Estados Unidos ofrecen un “gran menú”, compuesto por carne de excelente calidad, donde destaca la ternera o el pollo, acompañadas de una generosa ensalada y un helado de postre, entre otras opciones.
No obstante, muchas personas coinciden con que la calidad de las comidas que sirven en los vuelos ha decaído, considerablemente.
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